domingo, 28 de junio de 2020

SIN I.V.A Y SIN VIDA




Interminables filas, caos vehicular, supuestas ofertas que sumaron  19% a los precios de los productos días previos de la prometida promoción,  una desbandada de comerciantes y una horda de hambrientos consumidores que días antes se quejaban de desempleo, de no poder pagar arriendos y de no saber cómo iban a sobrevivir si la cuarentena continuaba.

Un gobierno estratega que ha entregado subsidios con un calculado efecto "boomerang"  que recobrará con creces  a expensas de la desmedida amnesia que pulula en un país que cae una vez más en la vergonzosa  y conveniente postura de vivir el ratico. No hay memoria; sin memoria no hay pasado y mucho menos futuro.

Un futuro que sucumbe y tambalea precisamente a causa de una de las más profundas crisis que ha vivido la humanidad, una crisis que al contrario de convertirse en una oportunidad de redireccionar el rumbo hacia el progreso,  continúa siendo el caballo de batalla de un gobierno   plutócrata,  que logra desviar la atención ante numerosos escándalos de corrupción y de violencia que además de dejarnos perplejos y con una absurda aceptación de nuestra realidad, provoca además la certidumbre de estar destinados a vivir bajo el yugo  camuflado ofreciendo dádivas, pan y circo para adormecer conciencias y doblegar voluntades repartiendo limosnas.

Espantados los gobernantes proclamaron la sentencia que al alcanzar la ocupación del 35%  en los distintos lugares y espacios de interacción social se tomarían medidas al respecto de la cuarentena y del “aislamiento preventivo, obligatorio, inteligente y ahora negligente que ofreció una suerte de "Black Friday"  criollo en medio de una crisis sanitaria para dispersar la atención una vez más de un pueblo que siempre ha vendido su conciencia al mejor postor, aunque sea este el que más tarde levante su mano infame para azotar con el látigo de la corrupción, la explotación, la desigualdad y el discurso barato de “prevención y acción”.

Prevención representada en la constante insubordinación, indisciplina y torpeza de un pueblo ignorante que sucumbió ante la tramposa estrategia de bancos, grandes comerciantes y gobierno en esa macabra alianza que una vez más hace del consumismo y el hambre la más brutal arma de dominación contra quienes  prefieren comprar electrodomésticos aunque al siguiente día no tengan qué comer. Y acción evidente en la decadente  administración de justicia, lentitud en la toma de decisiones, el constante  deja vu  transmitido en vivo y directo por todos los canales públicos de televisión que busca simplemente dar la apariencia de estar al mando mientras el país sigue su rumbo violento, marginal,  xenofóbico e indiferente frente a todo lo que sucede que en ocasiones se normaliza o minimiza  desde discursos absolutamente desatinados, odiosos y de ultra derecha que desmienten, desconocen y aniquilan cualquier referente de democracia y ponen en evidencia la corrupción rampante y desfachatada que parece no tener final. Si bien algunos pensamos en la cuarentena como una oportunidad de poner en perspectiva diversos temas y situaciones, se convirtió como todo en nuestro país en un folclórico paisaje que hace absolutamente imposible aprender de los errores y mucho menos hacer de cada crisis oportunidades de mejora y direccionamiento hacia un mejor rumbo.

El día sin IVA al igual que otras tantas medidas aplicadas por el gobierno colombiano es un mecanismo irrisorio que camufla tantas salidas en falso y sigue ofreciendo migajas a los incautos e ignorantes ciudadanos mientras entrega soluciones con eufemismos para  favorecer a los poderosos y sentenciar a la ruina a los menos favorecidos.  

Mientras el país espera todavía el tan anunciado pico epidemiológico se dio un día supuestamente exento de IVA,  y  se restarán muchos días más sin vida porque mientras no haya normalidad nuestra cotidianidad será postergada indefectiblemente en un lamento de unos pocos que amasaron fortunas  durante años de  cobrar mucho y pagar poco en sus restaurantes y hoteles mientras el ciudadano de a pie, es multado, arrinconado e ignorado porque después de 100 días de cuarentena se ha visto en la penosa obligación de salir en contravía de cualquier recomendación legal o gubernamental que le da un día sin IVA a cambio de muchos días sin más vida.

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